Conversations in Spanish & Other Languages
Ep 148: Los días de Alba en Irlanda, una conversación con un enfoque para hablar en el pasado
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Milton: Hola a todos, soy Milton Ralph y les doy la bienvenida a nuestro podcast de conversaciones en español y otras lenguas. Si quieren saber más sobre mí y mis lecciones de español en las notas del episodio pueden encontrar el enlace, el vínculo hacia mi página en Italki, mi página de Instagram, mi canal de YouTube y mi podcast, Spanish Qué Chivo. En este episodio voy a conversar con Alba y ella nos va a contar sus días cuando vivía en Irlanda para que ustedes puedan escucharnos hablar en el pasado y así ustedes tengan una oportunidad más de aprender a hablar en el pasado en contexto. Muchas gracias por acompañarme en esta conversación, Alba. Es un gran gusto hablar contigo de nuevo, bienvenida.
Alba: Hola Milton, muchas gracias. El placer es mío y además estoy muy contenta porque, pues estás aquí como host, ¿no? Y es un honor empezar contigo.
Milton: Un placer de nuevo en serio tenerte por acá. Yo sé que la vamos a pasar súper bien con todas estas preguntitas que tengo para ti.
Alba: Seguro, seguro.
Milton: Así que vamos a comenzar, Alba. Cuéntame, ¿cuándo fue que decidiste irte a vivir por un tiempo a Irlanda y por qué decidiste irte allá? Cuéntanos un poquito de la historia.
Alba: Bueno, pues la verdad que caí un poco en Irlanda del Norte por suerte porque nosotros, haber, yo estudiaba un máster de español para extranjeros en Granada y nos enteramos de que había una beca del Gobierno, que te ayudaba a irte a otros países como auxiliar de conversación y los auxiliares de conversación, para quien no lo sepa, es una figura que existen en los institutos públicos y privados que es una figura que ayuda al profesor titular del idioma para que enseñe tipo conversación y cositas un poco más específicas con un grupo reducido de estudiantes. Entonces pues yo sabía que tenía muchas ganas de viajar, de vivir en otros países y si era trabajando de lo mío pues muchísimo mejor, así que decidí echar la beca, la ayuda, y pues me tocó. Así que en agosto de ese año en el que me fui recibí un mensaje y me dijeron que había caído en Irlanda y pues estaba muy emocionada.
Milton: ¡Guau! Qué experiencia Alba.
Alba: Sí, sí, sí, sí.
Milton: Me imagino que al inicio estabas pues quizás muy, no sé, emocionada, nerviosa con muchos sentimientos revueltos.
Alba: Muchos. Muchos la verdad y si te digo la verdad lo primero que busqué fue Irlanda supermercados porque yo…
Milton: Súper importante.
Alba: Lo primero que hago cuando voy a un país es qué gastronomía tiene, qué comida me voy a encontrar y mi novio me decía, “pero en serio lo primero que vas a buscar no es el cole es la comida que hay en Irlanda”, obviamente, claro que sí.
Milton: Claro, claro, muy bien, okay. Entonces cuéntame, ¿y ya hablabas inglés cuando te fuiste a Irlanda? ¿O también estabas aprendiendo inglés?
Alba: Pues las dos cosas porque en España el sistema educativo es un sistema que nos hace estudiar inglés de forma obligatoria desde que tenemos 6 años hasta que lo terminamos con 18. Entonces, pues claro la gramática la tenía muy trillada, ¿no? Tenía mucha habilidad con la gramática, pero la conversación es otra historia y ver la lengua en un contexto real es algo muy diferente. Entonces yo tenía el B2 oficialmente, que es un nivel intermedio-alto, pero bueno, eso era un papelito después era diferente.
Milton: Sí, la verdad es que, bueno, como en muchas escuelas acá también tú tienes tu nivel ya marcado, pero ya ponerlo en práctica es otra historia.
Alba: Absolutamente.
Milton: ¿Verdad?
Alba: Sí, sí.
Milton: Okay, ¿y te pasó alguna cosa curiosa por haber usado la palabra correcta en inglés? ¿O por no entender bien?
Alba: Muchas cosas, pero una de ellas que siempre cuento, que fue la primera vez que yo pisé tierras irlandesas, llegué al aeropuerto de Dublín y tenía que ir a un pueblo de Irlanda del Norte. Entonces fui a la estación de autobuses donde se encontraba todos los autobuses en el aeropuerto y yo sabía cómo se llamaba el pueblo, pero no sabía el número del autobús. Entonces pues vi una persona por allí que trabajaba allí y decidí preguntar cuál era el número que yo tenía que coger…, la respuesta era bien sencilla, o sea Milton, solamente un número del 1 al X, ¿no? Yo tenía que entender un número y no entendí absolutamente nada de lo que me dijo.
Milton: Sí, me imagino que estabas, no sé, desesperada por no entenderle.
Alba: Absolutamente y yo decía madre mía si un número no soy capaz de entender, ¿cómo voy a tener una conversación aquí en este país?
Milton: Sí, sí, pero me imagino que la gente en Irlanda, pues no sé, el acento ha de ser un poquito diferente al que estamos acostumbrados a escuchar americano o europeo, ¿no?
Alba: Sí, sí bastante. Tienen un acento muy específico, muy bonito, muy cantarín, muy melódico, pero para un choque, pues claro, yo estaba acostumbrada a escuchar otro tipo de acentos y nunca el irlandés, pero sí un choque, pero te acostumbras a todo se acostumbra uno.
Milton: Sí, claro, claro, con el tiempo, ¿no?
Alba: Exacto.
Milton: El oído se acostumbra, ¿en qué parte de Irlanda vivías? ¿Cómo se llamaba la ciudad o el pueblo?
Alba: Yo vivía en una parte de Irlanda del Norte porque Irlanda, aunque sea una isla en sí misma, está dividida en dos, una parte que es la República, que es la parte del sur que es independiente, es país independiente perteneciente a Europa y después está Reino Unido, que es Irlanda del Norte, que es la parte superior de la isla y yo me encontraba en la parte que pertenece a Reino Unido y vivía en una ciudad, era una ciudad, aunque me cuesta decir ciudad porque para mi entender era un pueblo, pero se consideraba ciudad y se llamaba Newry.
Milton: Ah, muy bien, ¿y te recuerdas Alba cuántas personas más o menos habían en la ciudad?
Alba: Pues… tendría que estimar… no sé, quizá unas 10 mil o 15 mil quizás, no lo sé, la verdad, más o menos.
Milton: Perfecto, entonces pues te quiero preguntar esto, ¿en tu opinión era una ciudad grande, pequeña, mediana? ¿Vivías en las afueras de esa ciudad o vivías en el campo?
Alba: Pues, la ciudad era… haber, era una ciudad que era pequeña realmente porque no tenía muchos habitantes y estaba dividida como en secciones. Entonces la sección de comercio, tiendas, etcétera estaba en una parte, después la sección de colegios estaba en otra y donde yo vivía que era una tercera sección que era un poquito más en las afueras, aunque podía ir andando al centro comercial, por ejemplo, en 15 minutos desde casa, caminando. Sí, era muy chiquitita. Entonces yo tenía el supermercado al lado justo de casa, bueno en la segunda casa porque estuve en dos casas diferentes, pero la segunda casa tenía el supermercado al lado y era muy peligroso.
Milton: Ah, okay. Eso ya no me gusta, pero me gusta que podías hacer muchas cosas caminando.
Alba: Sí, sí, todo, todo, todo lo hacía caminando de hecho yo no tenía ningún vehículo allí entonces me transportaba a pie.
Milton: Ah, súper nice. A mí me encanta eso porque, bueno yo tengo un reloj inteligente y me encanta contar los pasos y yo creo que a ti también porque me contaste que te gusta el fitness.
Alba: Sí, sí, sí.
Milton: Así que súper bien.
Alba: La verdad que sí, que es mucho más cómodo también cuando te puedes mover a pie, ¿no?, que está todo a una distancia considerable para ir andando, pues mucho mejor.
Milton: Sí, okay Alba y cuando vivías en Irlanda, ¿a qué te dedicabas? ¿Cómo te ganabas la vida?
Alba: Pues como he adelantado antes, me fui para trabajar como auxiliar de conversación así que trabajaba en dos colegios de esa ciudad donde yo vivía y un colegio era de chicos, otro colegio era de chicas y daba clases de español en grupos muy reducidos. A veces de una persona incluso, pero dependía a veces grupos de 2 grupos, grupos de 3 y eran adolescentes; estaban en sus últimos años de los estudios.
Milton: Mira que interesante, okay Alba, ¿y trabajabas muchas horas? ¿Tenías otros trabajos?
Alba: Pues solamente trabajaba 13 horas oficialmente en los colegios, 13 horas, así que después por la tarde tenía tiempo para seguir trabajando, pero siendo auxiliar de conversación tienes un protocolo también a la hora de buscar otros oficios. Si yo hubiera querido trabajar en otras cosas, hubiera tenido que respetar un tiempo. Creo que no podía superar las 10 horas o las 20 horas. Entonces tendría que ser algo a jornada parcial, perdón, a media jornada. Pero yo trabajaba dando clases de español también por la tarde porque me servía de práctica y había gente en el pueblo que quería aprender clases, así que daba clases presenciales en casa.
Milton: Eras muy popular Alba, ¡qué bien!
Alba: Yo pensaba que no iba a encontrar gente que quisiera aprender español en una ciudad así, es una ciudad, pero para mí era una ciudad muy chiquitita, ¿no? y decía, pues quién va a querer aquí aprender español, pues sí.
Milton: La chica que vive a la par del supermercado enseña español ahí puedes ir.
Alba: Exacto, sí, sí, sí.
Milton: Okay, ¿y tenías una vida muy ocupada o tenías una vida más relajada que ahora?
Alba: Bastante más relajada que ahora. Como te decía, pues trabajaba 13 horas. Me turnaba en los dos colegios, a veces me tocaba el cole de chicos y otras mañanas me tocaba el cole de chicas, pero claro trabajaba 13 horas y ahora, pues entre clases, otros proyectos y Instagram, locución y otras cosas que tengo por ahí, pues se me van 40 horas fácilmente a la semana, ¿no?
Milton: Claro, claro, okay, entiendo. Okay Alba, ¿te estabas quedando en una casa o en un departamento? ¿Compartías tu vivienda con otras personas?
Alba: Sí, tuve en total dos casas. La primera casa estaba muy cerquita de uno de los colegios, bueno, de los dos, en realidad, y me venía genial la ubicación. Estaba muy bien ubicada, pero tenía un poquito de problemas con la compañera de piso que tenía. Era una casa familiar y entonces era una casa muy grande. Tenía dos plantas, pero la chica que vivía allí durante muchos años había tenido otras auxiliares anteriores a mí, otras auxiliares de español, que habían vivido en esa casa, pero, chico, nunca tenía frío y yo siempre tenía frío. Entonces teníamos muchas discusiones por la calefacción porque ella era muy maniática con los tiempos de la calefacción y solamente ponía la calefacción dos horas al día.
Milton: Yo no podría; yo soy friolento.
Alba: Imagínate, que yo vengo de Murcia, que está al sur de España, pero dónde voy yo a Irlanda con dos horas de calefacción. Qué va, qué va, qué va. Intenté hablar con ella, también era una chica muy, no sé, le gustaba muy poquito gastar dinero y cuando teníamos… recuerdo una vez que nos subieron la factura de internet. Nos dijeron que nos iban a cobrar 1 libra más por mes, 1 libra por mes, ¿vale? Que al cambio en euros es 1 euro y 20, ¿no? 1 euro 13, depende del momento. Y ella me dijo, no, no, no podemos permitir esto y un día me dice, “he cancelado la línea”. Digo, ¿cómo que has cancelado? O sea no tengo internet en casa, tú sabes que yo me dedico a buscar materiales y trabajar con internet y me dice, “no te preocupes porque la compañía nos va a llamar y nos va a hacer una contraoferta y la vamos a aceptar”, así que estuvimos dos días sin internet, sin consultarme. Ella simplemente canceló la línea y ya está.
Milton: Sí, sí, bueno espero que no esté escuchando, espero que esta chica no esté escuchando el podcast.
Alba: Un saludito, espero que estés pasando frío por allí.
Milton: Hasta Irlanda te deseamos mucho frío.
Alba: Exacto, pero no, estuve que va, en esa casa estuve desde septiembre hasta diciembre, que por obra y gracia del Espíritu Santo yo creo, se me apareció la Virgen prácticamente y conocí una mujer en la escuela donde trabajaba. Hacíamos unas clases extra en diciembre porque ellos tienen un periodo de exámenes en diciembre y si tú trabajas haciendo una vigilancia en los exámenes, pues te pagan un extra, ¿no? Y yo digo pagan un extra pues ahí que voy. Y conocí una señora que me dijo, pues que hablaba español y yo era la primera persona que conocía fuera del círculo que hablaba español y me dijo, “ay qué pena no haberte conocido antes porque podrías haber vivido en mi casa, tengo una habitación libre, tiene un baño privado y tal”, y yo dije, ah, pues qué pena y a los dos días ella me dio su número, si te apetece un café pues nos tomamos un café y a los dos días la llamé y le dije, Ana, ¿tienes la habitación? ¿Cuánto quieres? Porque me voy para allá si tú quieres. Y me dijo, claro, claro y después de Navidad volví de vacaciones y me mudé a esa casa y mucho mejor.
Milton: Que bueno, que bueno, sí.
Alba: Mucho, mucho mejor.
Milton: Estabas más cómoda.
Alba: Bastante más, bastante más caliente también.
Milton: Muy bien, bueno ya mencionaste un poquito de, pues del frío, pero te quiero preguntar tal vez hay otras cosas más que quieras decir. ¿Había algunas cosas a las que se te hacía difícil acostumbrarte por la diferencia de cultura, bueno, el clima o de comida?
Alba: Difícil, no lo catalogaría como difícil porque es verdad que encontré diferencias culturales, obviamente el clima, ¿no? El clima sí que me costó un poquito más. La lluvia, el frío, la nieve, que yo no estoy acostumbrada, pero también otras diferencias culturales como la hora de comer y los horarios de las comidas porque para ellos la hora de la cena es las 6 o las 7.
Milton: Muy temprano.
Alba: Muy temprano y para mí como española las 9 es la hora frecuente, pero me acostumbré, vale. Te acostumbras a comer a las 12 a cenar a las 7. Es una cosa que no me molestaba tampoco además porque está oscuro tan temprano que el cuerpo te pide comer, ¿no? Es decir, bueno está oscuro, pues es hora de cenar y dormir simplemente, pero sí sobre todo en las tardes se me hacían muy eternas por el tema de la luz porque oscurecía sobre las 4, yo llegaba a casa a las 3 de trabajar, hacía deporte en casa a las 4:30 estaba con el deporte hecho, duchada y diciendo bueno pues qué hago, si no tengo clases de español por la tarde hoy, ¿qué hago? Y pues Netflix echaba humo en esa época.
Milton: Sí, me imagino. Sí, okay. Y comer un poco temprano.
Alba: Sí, sí, sí, eso es, pero lo demás todo bien, o sea, las diferencias culturales al final te puedes integrar bien y no fue un choque muy grande, la verdad.
Milton: Perfecto Alba, okay. ¿Y cómo era un día normal para ti en Irlanda? ¿Qué hacías? ¿Cómo era tu día?
Alba: Pues un día normal, yo me levantaba a las 7, 7:30 dependiendo de cuando tenía la primera clase y lo primero que hacía era ducharme, desayunaba, me vestía y me iba a los colegios, dependía de si era el cole de chicos o el cole de chicas y siempre iba al cole caminando, así que tenía como unos 20 minutos para llegar a los colegios, los dos estaban muy cerca el de chicos y el de chicas, así que pues era más o menos el mismo tiempo. Daba las clases, tomaba un descanso allí porque no tenía las horas continuas me dedicaba a preparar materiales o a preparar las clases de la tarde o hacer cosas por allí y comía en la sala de profesoras con ellas y con los profesores. Y después de terminar de trabajar, iba a casa, hacía deporte, me duchaba otra vez, una ducha rápida y pues dependía la tarde, ¿no? Tenía clases de español en casa o a veces incluso tenía las clases en las casas de mis estudiantes, pero como no tenían transporte privado y no había muchos autobuses tampoco dentro de la ciudad, me recogían en coche y me llevaban a casa de mis estudiantes.
Milton: Mira, ¡qué bien! tenías…
Alba: Sí, sí, sí, como una reina.
Milton: Transporte privado, bien tratada.
Alba: Eso es.
Milton: Excelente.
Alba: Sí, sí, sí.
Milton: Ah, bueno ya respondiste un poco de esto, pero tal vez hay algo más que puedas decir, ¿manejabas en Irlanda, tenías un coche, no sé, una moto o una bicicleta?
Alba: No, no tenía nada, no conducía, no tenía una moto, no tenía una bici, caminaba a todos los lugares y utilizaba el transporte público, el autobús porque fundamentalmente cuando salía los fines de semana iba a Belfast o iba a Dublín y como mi ciudad estaba a caballo justo en medio entre esas dos ciudades, era muy fácil coger el autobús para ir a una o para ir a otra. Así que me movía en autobús y de todas formas allí conducen en el otro lado; entonces conducen por la izquierda.
Milton: Ah, okay, interesante, mira.
Alba: Sí, sí, sí así que hubiera sido difícil para mí también.
Milton: Sí, probablemente yo hubiera chocado muchas veces.
Alba: Mejor dejarlo a los profesionales y ya está.
Milton: Exacto, mejor un bucito, un bus.
Alba: Eso es.
Milton: Okay, ¿usabas Alba el transporte público para ir al trabajo o para ir a la escuela en donde trabajabas?
Alba: No, no usaba transporte público. Iba a pie a las dos escuelas y solamente lo usaba para visitar a mis amigos en otros pueblos, en otras ciudades o para los fines de semana.
Milton: Muy bien, ya comentaste un poco de tu rutina diaria, pero ¿qué hacías Alba los fines de semana o en tu tiempo libre?
Alba: Los fines de semana era el momento para explorar un poco. Así que los fines de semana, la mayoría de ellos viajaba. Viajé mucho a Belfast, a la ciudad para porque tenía también allí compañeros que trabajaban como auxiliares de español y de otros idiomas también de francés, de alemán. Salíamos a restaurantes, comíamos y también tenía una amiga que vivía en un pueblo muy cerca al mío y la mayoría de los fines de semana los pasaba en su casa, me quedaba a dormir allí y pasábamos el finde en su pueblo con una familia de irlandeses que ella conoció allí también así que teníamos contacto con la cultura.
Milton: Sí, te quedaba como anillo al dedo.
Alba: Absolutamente, la verdad que sí, lo pasamos genial y viajamos mucho también durante la época de vacaciones del curso escolar aprovechábamos para viajar a, pues por el norte de Irlanda del Norte y también viajamos a Galway, que está en la costa de República, de Irlanda República.
Milton: Que experiencia, imagino que tienes cientos de fotos en tu teléfono.
Alba: Sí, sí, sí, muchas, muchas, muchas, sí, sí. Muy buenos recuerdos, sí.
Milton: Ah, que bueno. Okay Alba, ¿había otros españoles o hispanohablantes en la escuela o en dónde vivías, te hiciste amiga de alguno de ellos?
Alba: Sí, había otros españoles. De hecho, conocí otros españoles también que eran auxiliares de conversación y que trabajaban en otras partes de Irlanda del norte, pero también conocí españoles que tenían otras profesiones, por ejemplo, conocí una mujer que trabajaba en marketing y en publicidad, si no recuerdo mal en Dublín. Conocí una chica que trabajaba en otra parte de Irlanda del Norte que era au pair que también se estila mucho el hecho de ser au pair en esas zonas y también conocí otra chica que también era au pair en la casa irlandesa donde te decía en el pueblo, pero sí, conocí más o menos, pues un grupito de hispanohablantes, de españoles, sobre todo, yo creo que no había nadie de Hispanoamérica. Y hispanoparlantes, sí, los tutores que trabajaban en las escuelas, los profesores principales hablaban español y mi segunda compañera de piso también hablaba español.
Milton: Ah, mira, okay. Una pequeña comunidad de hispano parlantes.
Alba: Sí, una pequeña comunidad, aunque a veces, pues claro, cuando estás en otro país lo que quieres es salir un poco de ese círculo, ¿no? Y decir bueno, yo lo que quiero es estar con gente de la zona, ¿no? Gente local.
Milton: Claro, claro.
Alba: Pero es un apoyo.
Milton: Sí, sí, es un, bueno es una situación 50, 50 creo yo.
Alba: Sí.
Milton: Te ayudas a, bueno, es una situación 50, 50 porque te sientes identificada con otros que hablan tu idioma y también pues, puedes practicar el inglés, pues tú estabas quizás intentando mejorar el nivel actual.
Alba: Claro.
Milton: Que tenías.
Alba: Por supuesto, sí, sí, sí. Yo iba a clases de zumba en inglés y hacía planes con las profes de las escuelas, íbamos a la montaña, al campo, a las clases de zumba iba con ellas también. Así que, bueno, pues intentaba también integrarme, pero tener a alguien que hable tu idioma o que sea de tu país siempre es una ayuda, pues por lo que tú dices. Simplemente a veces por el hecho de decir, “ay qué ganas tengo de hablar en español, ¿no?” De comunicarme con alguien que me entienda perfectamente, de no parecer tonta, ¿no?, en un idioma y también, pues a veces si tienes algún problema o alguna cosa así, pues hablarlo en tu lengua, ya sea de tipo burocrático o personal o algo así, pues también te ayuda.
Milton: Es un alivio a veces.
Alba: Sí, sí, estoy de acuerdo.
Milton: Muy bien Alba, ¿y tuviste oportunidad de visitar el país? ¿A dónde fuiste?
Alba: Sí, hicimos… bueno yo hice 3 viajes en total. Hice un viaje por el norte de Irlanda del Norte, fuimos cuatro personas mi pareja me visitó en esa época y alquilamos un coche y decidimos hacer un viajecito por la costa, sí, más o menos por la costa del norte y vimos muchos pueblos y mucha historia. Irlanda es una zona que ha tenido muchos conflictos y mucha historia, entonces es muy interesante estudiarla. Y también hice un viaje con los auxiliares de español y de otras lenguas a Galway y a unas islas de, que están muy cerquita en esa zona de Irlanda y también yo viajé por mi cuenta a Manchester porque tenía una amiga viviendo en Manchester también, así que viajé a Reino Unido también.
Milton: Que genial, muchos viajecitos, excelentes.
Alba: Ojalá hubieran sido más, pero el salario de auxiliar no da para muchísimo realmente.
Milton: Pero tres ya cuentan y son una gran cosa.
Alba: Sí, sí, totalmente.
Milton: Okay Alba gracias por compartir eso con nosotros y dime, ¿comías en restaurantes con frecuencia o preferías cocinar, preferías preparar tu propia comida?
Alba: Los fines de semana sí que acudí a restaurantes, aunque casi siempre decidíamos comprar comida para llevar y comer en casa o cocinar nosotros mismos porque, bueno la gastronomía mediterránea y la gastronomía española a mí me gusta mucho y la comida que encontrábamos en restaurantes, pues a veces no era de mis favoritas y como yo estoy acostumbrada, estaba muy acostumbrada a cocinar, pues mucha gente también, otros auxiliares de otros idiomas decían, oye pues porque no hacéis una fiesta española, ¿no?, y hacéis comida española y tal. Entonces estábamos muy acostumbradas a cocinar.
Milton: Qué bueno que puedes cocinar Alba porque si alguien en otro país me dijera, haznos una fiesta salvadoreña, no sé qué haría porque yo no cocino.
Alba: Tu dirías yo pongo el alcohol, ¿no?
Milton: Sí, pongo el alcohol y la boca para comer.
Alba: Eso es. Entonces Milton si te tienes que irte, por ejemplo, a otro país, ¿qué pasa? ¿Cómo sobrevives?
Milton: Debería llevar unas pupusas heladas para estarlas descongelando cada día y así sobrevivir.
Alba: ¡Madre mía! No, hombre, aprenderías a cocinar seguro.
Milton: Sí, me tocaría, pues ni modo.
Alba: Claro.
Milton: Pero recuerdo una vez hice algo así, viví un tiempo en Guatemala.
Alba: Sí.
Milton: Y la primera vez que hice pollo en Guatemala, el pollo tomó un color negro y creo que el pollo no toma ese color.
Alba: No suele, no suele, no debe.
Milton: Sí, le llamé a mi mamá y le pregunté qué estaba pasando. Ella me dijo, “yo creo que el pollo tenía mucha sangre”, y no me comí ese pollo. Comí otra cosa.
Alba: Bien, menos mal.
Milton: Okay Alba, dime, ¿cuáles eran algunas de las cosas que hacías para divertirte? ¿Ibas al cine, ibas a lugares turísticos, ibas a la playa, caminabas en los parques? ¿Qué hacías?
Alba: …Para divertirme, haber, he ido al cine, fui al cine en algunas ocasiones también porque una de las veces ahí en el colegio había un día que se llamaba staff day y era un día para, pues los que trabajábamos allí, se cerraba el colegio y el colegio preparaba para los profesores algunas actividades y una de las actividades fue el cine. Entonces nos abrieron el cine exclusivamente para nosotros y tuvimos toda la sala de cine para nosotros, para los profes. Y entonces sí que fui al cine, también fui con mi pareja en alguna ocasión, pero lugares turísticos sí, alguna vez hemos hecho algún tour por la ciudad de Belfast. También hemos ido a Dublín, hemos estado en San Patricio, el día de San Patricio en Dublín. Un día para recordar también porque tuve un frío aterrador, o sea, hacía un frío horrible y… sí, sí, sí, recordaré ese día por mucho tiempo y…
Milton: Trauma.
Alba: Sí, sí absolutamente, absolutamente. Pero sí, cosas turísticas, pues por ejemplo hicimos tours en el City hall, que era la parte más turística de la ciudad, también por los muros pintados, hay muchísimas pinturas en las calles que representan la historia de Irlanda y pues eso hacía los fines de semana y para divertirme.
Milton: Excelente, mira tenías mucha diversión.
Alba: Sí.
Milton: Cuando tenías tiempo libre también.
Alba: Eso es.
Milton: Y tenías un acceso VIP del cine. Okay, muy bien.
Alba: Sí.
Milton: Okay Alba, ¿qué te gustaba más de vivir en Irlanda?
Alba: ¿Qué me gustaba más de vivir en Irlanda? Pues todo, realmente yo siempre recuerdo ese año que pasé en Irlanda como una aventura diaria. Todos los días era descubrir cosas nuevas, ya sea en la lengua, ya sea la cultura, ya sea pues una cosa que no sabía o una serie, un algo. Todos los días para mí era levantarme y decir, a ver qué me espera hoy y tengo que comunicarme en una lengua que no es la mía y tengo que estar en una cultura que no es la mía y tengo que… no sé integrarme con unas personas que piensan o que tienen unos conceptos de la vida diferente a los míos y para mí eso fue lo mejor de vivir en Irlanda. Es que para mí todos los días era algo chulísimo, era, no sé, qué me va a deparar el día, ¿no?
Milton: Sí, sí, sí, claro. Estar en otro país creo yo que también te ayuda a crecer como persona, a conocerte mejor.
Alba: Por supuesto.
Milton: …Porque de alguna forma estás, estabas solita, claro tenías el apoyo de la escuela, pero en el día a día eras tú en el mundo, en una parte muy diferente a tú hogar.
Alba: Es verdad que yo siempre he considerado que era una persona muy independiente, que me gusta el tiempo en soledad y aprecio el tiempo en soledad. Me gusta estar en silencio, aunque parezca lo contrario por mi trabajo, pero agradezco el tiempo en silencio también. Pero en esa época cuando estuve allí durante un mes, mi compañera de piso se fue de viaje y yo estuve un mes viviendo completamente sola en la casa y me di cuenta que… jolín que echaba de menos la compañía, que para un tiempo estar sola, pues estaba muy bien, pero que yo, personalmente yo, no hablo de la experiencia de otros, sino que para mí, es necesario tener el contacto con alguien en el día a día también.
Milton: Sí, claro.
Alba: Entonces, pues como tú dices, ¿no? Aprendes cosas sobre sobre ti mismo también.
Milton: Sí, es una muy buena experiencia. Okay Alba vamos a la última pregunta para ti, ¿hay algo más que te gustaría compartir de aquellos días cuando vivías en Irlanda y que tal vez extrañas o que te dejaron buenos recuerdos?
Alba: Pues en general todo, la verdad que me llevo muchos recuerdos de ese año, me llevo mucha gente, me llevo compañeros de profesión, pues compañeros con los que tú puedes contar en un futuro también, me llevo estudiantes, me llevo gente muy generosa, aprendí muchísimo inglés también y no cambiaría la experiencia por nada del mundo, ni iría a otra parte del mundo la verdad porque mucha gente me decía, pero qué hay en Newry, ¿no? Qué hay en esa parte de Irlanda, nada, pero se estaba muy a gusto y de verdad que no cambiaría la experiencia. Aún hoy en día sigo a mis estudiantes en redes sociales y entonces los veo crecer y pues cuando yo los conocí tenían unos 17, 18, 16 y ahora pues ya lo veo como adultos, terminan las universidades, empiezan a trabajar y pues para mí es un orgullo fue mis primeros pasitos como profesora de español. Me dio mucha confianza también para empezar a trabajar por mi cuenta y pues estoy agradecidísima de esa época.
Milton: Sí, suena como una gran experiencia y…
Alba: Sí.
Milton: Y creo yo que es muy satisfactorio para ti, ver a aquellos estudiantes adolescentes ahora pues más grandes cumpliendo sus metas y tú dices, “yo lo vi así de pequeño y mira ahora es una gran persona”.
Alba: Exacto.
Milton: Con muchos logros.
Alba: Sí, además que eran una delicia de verdad. Gente muy buena también los profesores que trabajaban allí me trataron genial y tenía mucho interés por mí, al ser extranjera pues también creas una curiosidad, ¿no? Y pues siempre me trataron con mucho respeto y mucho cariño.
Milton: Perfecto, okay Alba, pues muchas gracias por compartir todas tus lindas experiencias con nosotros. De verdad suena que la pasaste muy bien hasta ya me dieron ganas de irme a Irlanda, quién sabe y me vaya por un rato por allá.
Alba: Oye muy bien, yo te enseño unas recetas, no te preocupes que yo te enseño unas recetas para sobrevivir Milton.
Milton: Si todo se pone negro yo te voy a llamar.
Alba: Eso es, cuenta conmigo.
Milton: Y te voy a preguntar, ¿qué pasó? Okay Alba espero verte de nuevo en el futuro acá en este podcast y para todos los que nos escuchan, como pudieron ver pudieron practicar un poquito el pasado.
Alba: Eso es, pues Milton muchísimas gracias por tenerme, por darme una vez más el altavoz para contar mis experiencias y pues nada que te veo en un ratito.
Milton: Claro que sí, hasta la próxima, cuídate.
Alba: Hasta la próxima Milton, chao.
Milton: Adiós.
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